Tara se despertó en una casa un tanto conocida, Una figura reconocida para ella la observaba desde una butaca alojada en una esquina de la habitación.
-¿Ya te has despertado? A pasado mucho tiempo desde nuestro último encuentro. – Esa voz tan dulce y a la vez fría le traía bonitos pro a la vez dolorosos recuerdos.
-Carlos, ¿por qué me haces esto? Después de tanto tiempo… ¡Después de tu engaño!
-Yo no quería hacerlo, estaba borracho y lo sabes… Siempre te ame a ti. Lo sabes de sobra.
-¡Déjame! ¿Acaso sabes cuánto sufrí por tu culpa? Las noches que me pasaba llorando por tu culpa, perdí mucho tiempo de mi vida por ti, y mira como me lo pagaste…
Lagrimas brotaron de sus ojos negruzcos a la luz de la luna.
- Yo no quería… Te lo juro, eres la única que pudo reinar en mis días grises, la que izo que mi vida fuese de color blanco…
- ¡Siempre jugaste con migo y aun lo sigues haciendo!
- ¡No! Yo nunca jugué con tigo, te protegía de todo lo que te pudiese hacer daño… Tara por favor vuelve con migo, seamos como antes felices…
Las lagrimas brotaron de los dos, cual niños pequeños que acababan de perder su piruleta.
La mañana siguiente Paco llamo a la casa de tara, pero se entero de que ella no había vuelto. Tras colgar se dispuso a ir a casa de Antonio los dos amigos fueron en busca de Tara. Tras horas de intensa búsqueda un giro del destino les izo encontrarse con aquel intruso, la persona que llevaban sin ver largos años… Carlos.
- ¡Tú! ¿Qué haces aquí?
Carlos tras encontrarse con ellos echo a correr dirigiéndose a su casa. Tiraron la puerta y lo encontraron, delante de el estaba ella.
- Déjalo ya ¿no? Quiero irme de una vez.
- No quiero, no quiero separarme más de ti.
Los dos chicos atacaron a Carlos con todas sus fuerzas, muertos de rabia e ira.
La llevaron a casa dejándola en su cuarto dormida, descansando…
